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Tecnología: Cambios, riesgos y oportunidades


2020 hizo evidente una realidad que ha sido constante a lo largo de nuestras vidas, la firmeza del cambio, no sólo en las narrativas económica, político o social, sino también en las estructuras de comportamiento de la transformación humana. Lo vital de toda esta experiencia, es la aceptación, el entendimiento, la preparación y el movimiento o la acción frente a todos estos cambios y su naturaleza; sobre todo aceptar que los cambios seguirán ocurriendo, quizá a una velocidad cada vez mayor, para permitirnos desarrollar la flexibilidad de aprendizaje y así poder navegar sobre esos cambios con optimismo, pero también con cautela y cierto nivel de seguridad.

Es por eso que muchas instituciones, personalidades y agentes se han abocado a sintetizar las experiencias de cambios, a través de la recopilación de información mundial y la sugerencia de propuestas de acción frente a ellos, tal es el caso de los participantes del Foro Económico Global cuyo producto, el “Informe de Riesgos Global” (IRG), constituye un interesante referente sobre la medición cualitativa y cuantitativa del impacto de los riesgos globales en cinco (5) categorías, la economía, la geopolítica, el medioambiente, lo social y la tecnología, derivados de las transformaciones que se han venido sucediendo.


La vorágine de cambios del pasado año a través del uso de la tecnología, nos alentó a indagar no sólo las novedades en este ámbito, sino los posibles riesgos asociados así como las oportunidades que trae consigo este nuevo momento de transformación de la humanidad.


La realidad apunta a que la humanidad está atravesando la 4ta revolución industrial (4RI) ya que más del 50% de la población del mundo está en línea, la aplicación tecnológica en la medicina ha generado una increíble precisión como nunca antes se había visto, la transformación de los transportes es un hecho sin retorno con el advenimiento de vehículos autónomos, el uso de drones está transformando multifuncionalmente las actividades humanas, e incluso la toma de decisiones bajo la influencia de la inteligencia artificial es ya un hecho a nivel de las actividades corporativas y de negocios, tanto como que la reducción de las emisiones de CO2 pueden ser un hecho posible gracias al constante uso de la internet o que la resolución de grandes cálculos físicos y matemáticos para las aplicaciones del espacio, tiempo y descifrado sean resueltas en milisegundos gracias a la computación cuántica.

Sin embargo pese a todo este vertiginoso momento, la 4RI puede expresarse casi como una delgada línea entre lo humano y lo tecnológico por los riesgos implícitos que trae toda la tecnificación masiva a nuestra vidas, pues no sólo incide en la ya “proclamada” adicción que causan las tecnologías digitales o en la inminente disminución de la empatía humana, sino también en la vulnerabilidad de instituciones, empresas y personas al exponer información vital o personal mediante ataques cibernéticos, que según el IRG se encuentran clasificados como el séptimo riesgo más probable, el octavo de mayor impacto, y el segundo más preocupante para hacer negocios a nivel mundial durante los próximos 10 años; otro de los riesgos es el ciberdelito que bajo la premisa de generarse como un servicio, se ha convertido en un modelo de negocio de crecimiento y accesible para cualquier persona pero que sin un marco de gobernanza global tecnológico, puede fragmentar el ciberespacio y en consecuencia disuadir el crecimiento económico, agravar rivalidades geopolíticas y ampliar las divisiones dentro de las sociedades, para visualizarlo un poco más a detalle basta revisar la estimación de daños causados por el ciberdelito para 2021, el cual podrían alcanzar los 6 billones de dólares, equivalente al PIB de la tercera economía más grande del mundo.

La inteligencia artificial, que pese a convertirse en el invento más impactante de la historia humana, se perfila como uno de las posibles mayores amenazas de la existencia, pese a que aún no se ha comprendido del todo los riesgos potenciales de la AI, sin embargo ya se ha hecho evidente la manipulación de las noticias falsas o conocido como "deepfakes”. La inutilización de la mayoría de los sistemas de infraestructura crítica y de seguridad de datos existentes, como las redes militares, el correo electrónico y las redes eléctricas a través del descifrado de claves por la computación cuántica se suma como otro de los riesgos de profundo impacto en las actividades geopolíticas y económicas tanto como el “Cloud computing” ya que cada vez una mayor cantidad de datos son alojados en la nube como nunca antes.


Pero no se desanimen porque los esfuerzos por abordar estos riesgos o desafíos de seguridad de las tecnologías 4RI, se han iniciado a través de encuentros multilaterales, como el Convenio de Budapest del Consejo de Europa, las colaboraciones internacionales de respuesta a incidentes e intercambio de información para reducir el impacto de los ciberataques y el desarrollo de estándares de IA (actualmente con más de 80 marcos), esperando que muchos otros más se vayan adicionando para generar ambientes de controles o de seguridad por el uso de la tecnología.


No obstante, es oportuno recordar que aunque se estén generando configuraciones de pensamiento global, la actuación inmediata debe ser local, por ello se debe recordar dos (2) importantes tendencias para aprender a timonear cuando ocurren los cambios:

1. Entender que cada revolución tecnológica posibilita las condiciones necesarias para la aparición de nuevos sistemas, en la descripción schumpeteriana una "destrucción creadora", oportunidades.

2. Los períodos de transición, abren increíbles ventajas de oportunidad entre las antiguas y las nuevas tecnologías.


Basta ceñirnos a la experiencia, el surgimiento de nuevas profesiones vinculadas a la organización de la información y al mundo de la creatividad digital, dispone de un mundo inexplorado de transformaciones de relaciones laborales; la práctica de fundamentos tradicionales con la acción innovadora de la gestión de riesgos, mediante la consultoría y auditoría de TI, mitigan oportunamente errores que podrían reflejarse en los balances financieros y la rentabilidad empresarial; la creación de espacios digitales de aprendizajes tanto en la vieja academia como en nuevas formas de estudio, posibilitan un impresionante abanico de aprendizajes para desaprender y aprender no sólo en lo académico sino también en lo personal. Estos son algunos ejemplos que nos permiten entender la ruta por el que se podría navegar en un mar de profundos cambios y seguir auto transformando nuestros pensamientos frente a las nuevas y múltiples oportunidades que se están generando.


Fuente: "The Global Risks Report 2020 - 15th edition"

 
 
 

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