DISRUPCIÓN: Lo colaborativo versus la competencia
- Inés Maluenga de Díaz
- 24 oct 2021
- 3 Min. de lectura

El filósofo griego Heráclito, hace más de 20 siglos comentaba que el cambio es una constante humana y nuestras experiencias nos presenta a diario esta asombrosa realidad, pero además se enfatiza la rapidez cada vez más vertiginosa en la que se suceden los cambios en cualquiera de los ámbitos del quehacer humano, incluyendo las relaciones interpersonales y la introspección hacia la espiritualidad.
Ahora bien, el manejo o gestión de los cambios requiere de un constante “desaprender para aprender”, de resiliencia y sobre todo una gran capacidad de ser “colaborativos” y amigables con el medio ambiente, lo cual se traduce en la disrupción de esquemas, filosofías, paradigmas e incluso normas o leyes. Basta hacer un recorrido en <<las maneras de hacer las cosas>> que durante el lapso en el que la actual pandemia originó en toda la humanidad, sin embargo, la convocatoria a una nueva normalidad ha dejado ver que no hubo una total disrupción a las condiciones y la esencia del “hacer las cosas” porque, aunque se introdujo elementos nuevos al quehacer humano, como la tecnología, se siguen empleando esquemas o metodologías de los años 80's, 90's o incluso de antes.

Un ejemplo de este panorama es "la competencia" que aunque ha acompañado al hombre desde sus orígenes, su formalidad en el mundo empresarial se refuerza en los 90´s con la aparición de los análisis de las ´ventajas y estrategias competitivas´ de Michael Porter que, a pesar de considerar a la innovación como clave para lograr obtener de ventajas competitivas, ha mantenido décadas en una estancia de letargo a muchas empresas donde la innovación es sólo cuestión de mejorar sus productos o procesos añadiendo elementos pero no transformándolos a los requerimientos de un entorno que abrazó el cambio vertiginoso, casos como Blakbuster, Xerox, Toys R US, Netscape, Compaq, Nokia son ejemplos de ello.

En contraste, un grupo de empresas entendió que el ser “colaborativo” es una de las condiciones de la gestión efectiva frente a lo vertiginoso de los cambios y por ende están adoptando filosofías de innovación, digitalización y comunicación centrada en las personas tanto a lo interno como a lo externo (trabajadores, clientes e incluso empresas del mismo ramo), en la flexibilización de tiempos, en la cocreación de resultados, proyectos o respuestas mediante equipos multidisciplinarios y diversos; esto obviamente se traduce en un proceso de inteligencia colaborativa o una verdadera disrupción cultural en la manera de hacer negocios; ejemplo de ello son Nestlé, BBVA, Mapfre, Airbnb, Endesa, Mahou-San Miguel, Vodafone, Zurich, LG.
Además, según estimaciones de la consultora PriceWaterhouseCoopers (1), la economía colaborativa representará 335.000 millones de dólares para 2025 con mucha posibilidad de irse al alza, dentro de ello sólo algunas serán empresas tradicionales adaptadas al cambio y la gran mayoría serán nuevas empresas que generará nuevas formas de compartir entre clientes y consumidores. Otro dato interesante y que formaría parte de gestionar cambios y aprender formas más colaborativas desde la más temprana edad, es el que expone Curtis Johnson, consultor educativo, en el Programa No. 102 Redes en julio de 2011, cuando plantea que la crisis en la educación (vista como modelo estructurado) solo será superado haciendo una disrupción en el modelo tradicional de las aulas (2)
Estamos viviendo momentos que son de cambios imparables y de acercarnos más hacia la interacción humana, es seguro lo que incidirá en una trasformación completa de las estructuras de vida desde adentro afuera.
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(2) https://www.youtube.com/watch?v=NQFMArcQI5o
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